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jueves, 3 de diciembre de 2009

EL CUERPO HUMANO: PLATO DE SEGUNDA MANO

EL CUERPO HUMANO: PLATO DE SEGUNDA MANO
Por: RICARDO LARUG

Atreverse a pensar en la construcción de una cultura somático-motriz en un país como el nuestro no sólo es hilar muy delgado sino que raya con la inocencia pre-escolar que se advierte sobre el tema...o acaso ...¿quiénes y cuantos de ustedes se han atrevido a pensar sobre  el concepto "cuerpo desde su lenguaje gestual, desde su percepción espacial o desde sus usos y abusos sociales?, . Cuántos de ustedes han reflexionado sobre sus connotaciones filosóficas, sociales, o antropológicas, como por nombrar seis de sus muchas categorías de análisis, o sobre sus repercusiones directas en la construcción de una "cultura del movimiento, incluida la deportiva"?.

La verdad del asunto es que la gente del común, tanto la de a pie como aquella que se desplaza en su coche, poco les importa el tema y sólo se acuerdan que poseen un “cuerpo” cuando se sienten mal, cuando los aqueja alguna dolencia  producto de un golpe, un accidente o de una enfermedad, o cuando están  en un lamentable estado de “postración” y  “a punto” de fallecer.

Solamente en esos momentos advierten su presencia(percepción) pero no su significado como el lugar de síntesis de todas sus vivencias, usos y abusos, como el sitio desde el cual se re-significa el registro de las experiencias y se alcanza "conciencia somático-motríz" antes de automatizarlas en comportamientos sociales mecanizados.   Aunque algunos intelectuales de las ciencias humanas aseguren lo contrario y hasta citen sus ensayos y aproximaciones epistemológicas sobre el tema...a "sabiendas" que para "nadie"  es un secreto que "el que predica: no aplica". (ver el post: "El cuerpo-cerebro como protagonista de la historia: Desde Sócrates hasta Llinás").

La cosa es tan grave que en éste artículo  nos atrevemos a afirmar que éste es uno de los temas sobre el cual se cimentan muchos problemas actuales, incluido el deporte colombiano y el de los países vecinos parecidos al nuestro". La razón: ésta elemental opinión se relaciona con la capacidad de crear "imaginarios colectivos y matrices sociales" que a su vez son fundamentales para construir “cultura”…y el deporte colombiano carece de la misma.

Es irrefutable pero cierto. Los colombianos carecemos de una “cultura deportiva” y simplemente porque tampoco existe una cultura corporal  relacionada con el ejercicio físico o simplemente con el  movimiento, y sí que menos una cultura de la actividad física y de la motricidad.

Pese a todo existe una gran parte de las exponentes del género femenino que pueden alegar lo contrario y salir en su defensa, asegurando que ellas sí tienen un concepto de cuerpo bien fundado porque los mismos han sido producto de una super-preocupación que lo han convertirlo en signo de status, así sea a través de unos senos de silicona o de un arduo trabajo en el gimnasio. En un valor simbólico de éxito o de fracaso en la carrera mercantilista mediática (modelos y actores). Incluso por tener un lugar preferencial en la medicina estética o cosmética y a partir de la cual dicho concepto ha tomado nuevos matices que han hecho volver las miradas sobre un tema "aparentemente agotado" por  diversos intelectuales.

En efecto, la diferencia de género ha hecho pensar  éstos conceptos desde ángulos muy diferentes al tema aquí abordado y que conllevan a lo mismo pero con muchas diferencias en su significado(Ver el post: “Uno para todos y todos para uno”). Dichas formas de pensar mediatizadas han tenido efectos nocivos más que benéficos(ver: la construcción social del cuerpo de la mujer en el deporte, de Buñuel Heras). 

En el caso de las mujeres, por ejemplo, el manipulado concepto de imagen corporal juega a favor de los dueños del mercado de la belleza. Si ellas piensan en su “cuerpo” lo hacen desde sus “gorditos” o desde su visión sexuada del cuerpo. Pero si son ellos quienes se refieren al tema lo hacen desde su virilidad o desde su deporte favorito, aunque las tendencias actuales hablen de "hombres metrosexuados"(Mark Simpson) como una estrategia hedonista para sobrevivir dentro del mercado laboral .

Pero unos y otros no se han detenido jamás a reflexionar en la adopción de un determinado estilo de vida basado en el concepto de “cuerpo”. Simplemente se dedican a usarlos y ya. Lo disfrutan, abusan de sus cualidades, lo gozan, lo golpean, lo estiran, lo exigen, (...) pero siempre lo ignoran y hasta –inconscientemente- sobrestiman sus capacidades, tanto así que parece no importarles si lo intoxican o envenenan, si lo saturan hasta el agotamiento, si lo lesionan hasta el infarto, o mejor dicho: si lo autodestruyen.

En ésta "dialéctica realidad" de vivencias opuestas pero articuladas, también se observa a personas que "perviven" pendientes de su salud y de los riesgos de la vida, como si sus "niveles de conciencia" fueran superiores al resto: alertas a toda hora, protegiéndose y sobre-cuidando a los suyos como si su comportamiento "maniaco-compulsivo" los alejara del peligro de vivir, pero ello no significa  -necesariamente-  que su forma de  pensar-actuar  sea el resultado de un elaborado concepto de "cuerpo" que activó desde su  interior el interruptor que provocó dichos comportamientos a manera de una "matriz socio-cultural".


Lo que esto significa es que no hay conciencia motriz porque no existe conciencia corporal,  y si  de pronto existe ... se debería hablar  entonces de "niveles de conciencia". Sin embargo dichos niveles están  -en sociedades como la nuestra-  muy por debajo de lo  "aceptable"  porque sencillamente "...no se percibe ni se siente el “instrumento” que hace posible la acción misma: el cerebro(ver  artículo: “conversaciones con Rodolfo Llinás, en la revista número”). Tal vez por eso mismo la mayoría de sujetos disfrutan más del cuerpo ajeno que del propio. Son críticos expertos de “las masas corporales” de los demás, de sus formas, defectos y capacidades, que de las propias.


"Soñar no cuesta nada"


Si no hay "conciencia corporal" y si no existe una "conciencia del movimiento como cultura", ¿qué se puede esperar de una organización deportiva cimentada sobre unas bases  sociales desprovistas de una historia  del sentido de la corporalidad?.  ¿Acaso debemos conformarnos con el único pero distorsionado concepto de “cuerpo” que se ha divulgado por los medios de comunicación con base en la comercialización de productos y servicios relacionados con la belleza?. ¿Bastará con eso para crear una verdadera “cultura del movimiento” que nos permita luego construir una identidad cultural deportiva y dejar atrás el analfabetismo kinestésico(conciencia del sentido corporal y motriz)?.

Si en Colombia existiera una “cultura del movimiento”(postura mecanicista) en combinación con una “cultura de la acción motriz”(postura racionalista)(ver el post: "Desde  Sócrates hasta Llinás") que alimentara el desarrollo deportivo del país, los profesores de educación física no tendrían que luchar tanto con sus alumnos para hacerlos participar y disfrutar de sus clases. Los adultos (jóvenes o maduros) no renegarían del ejercicio físico ni tendrían estructuras mentales tan pobres respecto a sus engramas motores (mapas cerebrales). Los adultos mayores (antes tercera edad) no estarían tan afanados por salir al parque a realizar ejercicio  físico  -horas, días, semanas o meses antes de su fallecimiento-  tratando de recuperar lo que ya han perdido: sus vidas.


Si tan sólo el Estado promoviera -de forma más sistemática, comprometida y masificada- la práctica del ejercicio físico para crear hábitos y estilos de vida saludables, como  se trató de hacer con los programas “Muévete Bogotá”  y  “Colombia Activa y Saludable”, las personas no relacionarían dicha práctica con un castigo o con un “doloroso sacrificio”. En los “colegios” no tendría por qué asumirse la materia de Educación Física como una “costura más”. Nuestros campeones dejarían de ser referenciados como una privilegiada élite de brutos y vagos buscando -desesperadamente- un patrocinio para seguir con la anárquica postura que alimenta sus caprichosos hobbies en medio de un país en guerra, un fenómeno que ama la muerte y victimizan a los “cuerpos”. Pero contradictoriamente no se atreven a pensar que el deporte es una de las alternativas para erradicar la violencia.

Claro está que en su crítica no faltarán los exponentes de la dialéctica marxista saliendo a defender sus posturas sobre el tema porque -desde sus puntos de vista-  éste tipo de cultura  sólo alimenta  al sistema capitalista y es fundamental para la explotación laboral(Ver post: La corporalidad: desde Sócrates hasta Llinás. "DeporteSinGoles" no desconoce dicha afirmación pero -de igual forma-  considera que sus planteamientos no son tan reduccionistas y pobres. La vida es más que eso.


Siguiendo con la tesis expuesta y como "soñar no cuesta nada",  por qué no pensar en una cultura  donde "el  sedentarismo" no tuviera tanto protagonismo social en la morbi-mortalidad de nuestros compatriotas?, máxime cuando éste fenómeno se ha convertido en una e las principales causas desencadenantes de las  llamadas enfermedades degenerativas crónicas no transmisibles, como por ej: el sobrepeso, la obesidad, la diabetes, la osteoporosis, la hipertensión arterial y otras más relacionadas con problemas cardiovasculares y osteo-musculares, y que son “la comidilla diaria” en las EPS, clínicas, hospitales y otros centros médicos.


Si tal realidad fuera posible el sistema de salud colombiano estuviera montado sobre la base de una medicina promocional y preventiva y no sobre una medicina curativa. Si tan sólo fuéramos conscientes del propio cuerpo y lo que éste implica en materia de calidad de vida, disminuirían drásticamente los costos per cápita en salud. Es decir: los estilos de vida saludables constituirían “una piedra en el zapato” para quienes tienen la salud como negocio y no como un servicio.

Si tan sólo la sociedad colombiana fuera consciente de todo esto no  se necesitaría trabajar todo el tiempo para terminar dejándole “la platica” a las EPS y ARP.  Se pensaría en una vejez saludable y productiva donde el ejercicio físico constituyera parte vital de dicha forma de subsistir. No  se tendría por qué ver a la vejez como sinónimo de estorbo. Se ahorraría para envejecer dignamente y para disfrutar  del propio cuerpo y NO para sufrir con ellos, haciendo que "nosotros mismos y nuestras familias" sean los únicos beneficiados con todo ello y no el sistema de seguridad social que han impuesto.


Si existiera -aunque sea- un pequeño asomo de esa cultura, muchos de  los “galenos”  nacionales no tendrían por qué esconder su sobrepeso, su empedernido tabaquismo, ni su desbordado afán por estar embebidos en una tasa de tinto. Es más, tendrían las herramientas necesarias para prescribir correctamente el ejercicio físico, sin improvisar ni inventar con base en la exagerada credibilidad que la gente les atribuye. “DeporteSinGoles” no tiene porque encubrir ésta “verdad de a puño”: los médicos  del paós no saben de ejercicio físico y sí que menos de deporte. Sólo unos cuantos que se han especializado en el tema tienen la autoridad suficiente para referirse al respecto. ¡Cuidado!.


Si todo ello fuera posible…¿imaginen qué  podría decirse en materia deportiva?. Nuestros atletas, ciclistas, futbolistas y demás serían más conscientes y tendrían mejores rendimientos psico-físicos que los demostrados actualmente. La dirigencia deportiva y los periodistas que viven del tema podrían dedicarse a otras “disciplinas” diferentes al fútbol porque sus estructuras mentales ya no los harían pensar de forma tan reduccionista. El presupuesto del país tendría mejores destinos que la financiación de la guerra. Incluso se pensaría en re-hacer un Ministerio del Deporte para que fuera menos arrodillado, para convertirlo en una instancia estatal menos politizada donde la Actividad Física, del Ejercicio y del Deporte no sean un sofisma distractor y donde los conceptos sobre el cuerpo, la  consciencia del movimiento y la  conciencia de la acción  motriz no fueran plato de segunda mano que cimenta sus bases  sociales sobre una historia basada en el analfabetismo kinestésico(sentido de la corporalidad)


Si sólo existiera dicha cultura podríamos pensar en una realidad donde el deporte colombiano no tuviera tantos dolientes. Una realidad donde la dirigencia del los sectores deportivo, educativo, cultural y de la salud tuviese un "paradigma" claro sobre el tipo de “cuerpo” desde el cual poder pensar, crear e implementar nuestros estilos y formas de vida y en función de qué. Pero no es así. Tampoco se trata de pretender crear una cultura  de "santos" y de "cuerpos gloriosos".  


Sin embargo, dolientes como "DeporteSinGoles" seguirá insistiendo en el tema como una forma de contribuir con el  cambio que  el país requiere en materia deportiva, así sea a través de estos medios alternativos llamados blogs, aunque para algunos personajes signifiquen simples “cloacas” y refugios para la difamación y la publicación de "dardos venenosos" que no contribuyen a nada. ¿Será que el tema aquí expuesto -además de ser irreverente- solo sirve para difamar de lo deportivo, de su dirigencia, de sus periodistas y sus patrocinadores?, personajes a los cuales  nunca se les ha escuchado mencionar éste subvalorado tema?. No…ni por las esquinas…y sobre todo si su referencia no representa una ganancia inmediata.


Pese a todo lo anterior, "DeporteSinGoles" no puede negar la existencia de una realidad opuesta a la criticada.  Se trata de una subcultura muy masificada y que crece desproporcionadamente, aunque con más defectos que virtudes: la del fútbol, o mejor, la que se ha creado alrededor de su práctica y de su apasionado seguimiento  que raya con lo sagrado, con lo ritual y con lo simbólico. Por eso a dichos patrones de comportamiento social  no  necesariamente debe llamársele “cultura  del  fútbol” porque no encaja en el análisis anteriormente realizado, sino la "subcultura de lo futbolero" y que se relaciona más con lo pasional, con lo estimulante, con lo vivificante y lo sedativo. Con el control social que puede ejercerse desde dicha actividad. Con la forma de planificar la vida de los demás con base en el dichoso tema y por razones que van más allá de lo puramente comercial.(ver el post: "Fútbol y cultura: de las emociones estéticas al desborde de la violencia.

Trátese o no de una cultura deportiva basada en lo futbolístico o en lo futbolero, lo cierto del caso es que el país deportivo está huérfano de una consciencia del movimiento, de una conciencia de la acción  motriz, de una consciencia del sentido kinestésico que nos haga pensar más allá. Que nos haga construir saberes para gozar de una realidad diferente. Si se analiza detalladamente el asunto  se puede asegurar que nuestra forma de pensar y de actuar obedece a un fenómeno socio-cultural muy ligado a nuestros rezagados sistemas económico, social y político que a un problema relativo a  la subjetividad, recordando que se trata de sistemas adoptados a ciegas por “el pueblo” pero copiados “adrede” por los poderosos de turno.   Realidad que hace pensar que los colombianos estamos genéticamente pre-destinados a copiar y no a crear. A consumir y no a producir. Y sobre todo a copiar y a consumir lo malo.

"Las subculturas de la feria del desperdicio y la corrupción"

Todos éstos planteamientos -aunque no constituyan la panacea a los males del deporte colombiano- advierten la necesidad de No seguir aplicando "pañitos de agua tibia" a un fenómeno tan complejo. No se puede seguir tolerando las subculturas del "tape, tape", las del "re-parchee y vámonos"...las subculturas del "no dejar hacer pero sí dejar pasar", la del "facilismo y la corrupción".  Prolongar dicha realidad es dejar al deporte colombiano a su suerte, huérfano de dolientes y de mentes que contribuyan a su desarrollo.


Quedarse a la espera de nuevas y espontáneas generaciones de superdotados para que le den una "manito" al deporte colombiano es lo que hasta ahora se ha hecho. Otra actitud ejemplarizante y estúpida que caracteriza a los nacionales es la prolongada e irracional espera hasta que la enfermedad esté muy avanzada para "tomar" conciencia de la necesidad de hacer ejercicio físico para mejorar la calidad de vida y la salud. ¿Dónde, cuándo y cómo se activaron las matrices culturales que nos han llevado a éstas formas de pensar y de actuar?


Un nuevo milenio ha comenzado hace ya casi 23 años y sin embargo todo sigue igual. Tantas mentes, tantas investigaciones, proyectos y planteamientos  desaprovechados ... ¿Para qué?. Tanta historia "tirada a la basura".  Tantos autores relegados al olvido...¿Para qué?.   ¿De qué ha valido un Platón, un Descartes, un Foucault, un Rousseau un Bernard, Un Mendel, o un Darwin, sólo por mencionar unos cuantos conocidos?.   Para que Nietzsche, Kosic, Meinel, Leboulch , Barthes y Maslow?.  ¿Para qué Huizinga, Shilling, Freud, Ponty, Fromm, Le Breton, Barbero, o Quevedo?.  ...Para qué un Rodolfo Llináz?. (Ver post: La corporalidad: desde Sócrates hasta Llinás)


¿Para qué los académicos y los intelectuales si la referencia  son los ampones y los corruptos?.  Que vivan entonces "las subculturas de la feria del desperdicio y la corrupción". Que vivan las malas copias de la  teoría del caos y del anarquismo. Que siga el metódico pero rentable "Pan y circo" de Juvenal. Que viva el deporte como sofisma distractor mientras continúa el saqueo y la conquista...¡Que vivan!.


¿Para qué malgastar el tiempo pensando en los propios cuerpos desde un concepto que nos permita ver más allá de nuestras propias narices, si ya otros lo hicieron por nosotros?. Para qué re-valorar lo que sentimos y percibimos a través suyo, si la forma de vernos y entendernos no depende de nosotros mismos sino de quienes imponen los modelos y estilos de vida asumidos como válidos?.(Ver: "El corazón del hombre" de Erich Fromm). 

¿Por qué razón reflexionar sobre el producto que somos después de muchos años de evolución y de transformación, si nuestro presente y futuro próximo no va a cambiar de la noche a la mañana?. ¿Para qué hablar de sus connotaciones antropológicas, de sus dimensiones socio-políticas o de sus alcances deportivos si no nos van a pagar por ello?


¿Para qué mencionar el tema si los reinados de belleza ya tienen un  masificado, manipulado, distorsionado y rentable concepto sobre la imagen corporal?. ¿Para qué luchar en contra del poder de los medios de comunicación hegemónicos que persisten en  No modificar la noción de “cuerpo” que le venden a todos sus pasivos consumidores?. ¿No es más rentable decir que debido al triunfo del hombre sobre la gravedad, con base en el dominio de la bipedestación, podemos jugar al fútbol…y…ya?. ¿A caso no es más lógico y fácil pensar que gracias a las capacidades condicionales y funcionales del cuerpo podemos bailar, beber como locos, convulsionar con nuestros coitos y en fin…“disfrutar” de la “dolce vita” promovida con base en la denominada "sociedad de consumo"?.


Será que el punto de vista sobre los conceptos "cuerpo y corporalidad" y lo que ello implica para la vida es igual en una persona cuadripléjica que para el resto de la gente?. ¿Será que para personajes como Christopher Reeve(Clark Kent en Superman, 1978, qepd) o como el profesor de Fútbol Luis Fernando Montoya, simplemente por citar a dos reconocidos entre muchos otros, necesitaban vivir la experiencia de un atentado o de un accidente, o padecer de una enfermedad degenerativa o estar al borde de la muerte para tomarse el atrevimiento de pensar y reflexionar diferente y seriamente sobre el tema?.


En efecto, quienes han tenido que padecer verdaderas adversidades corporales seguramente le han dado un nuevo valor a la palabra vida, a la palabra “cuerpo”. Los campeones de la misma, como Reeve y el profe Montoya, y quienes gracias a su tenacidad lograron volver a estar de pie así fuera con la ayuda de unas cuantas correas y férulas(exo-esqueleto), que volvieron a movilizarse con una silla de ruedas, y que lograron cierta autonomía funcional para respirar por sí solos y no a través de la asistencia mecánica de un ventilador, probablemente nunca volvieron a pensar igual que antes y muy seguro le devolvieron a la palabra “cuerpo” el reconocimiento que para otros ha sido un “plato de segunda mano”.


Por Ricardo Larug

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